Nació en Puerto Ruiz, el 8 de septiembre de 1909. Publicó su primer libro a los 39 años, y fue autodidacta hasta los 47, edad en que completó su ciclo primario e inició el secundario para obtener el título de Maestro Normal Nacional a los 49 años, en la Escuela Normal de Paraná. Ejemplo para los jóvenes y para quienes puedan creer que alguna vez es arde para estudiar, el Gobierno lo distinguió, dándole a elegir el establecimiento en que quisiera ejercer y optó por una escuela nocturna de la ciudad de Paraná. En la escuela nocturna fundó la Biblioteca del Sesquicentenario, de la que fue su primer presidente. Luego inició los estudios de Literatura y Castellano en el Instituto Nacional del Profesorado de Paraná, y paralelamente de Derecho en Santa Fe. En 1962 se trasladó a Misiones donde ejerció durante nueve años en San Ignacio, la cátedra de Castellano y Literatura. Allí fundó el teatro vocacional San Ignacio y llevó a escena varias obras. Promovió exposiciones de poemas ilustrados y la Fiesta de la Poesía.

En Entre Ríos ocupó cargos como director de Prensa, presidente de la Dirección Provincial de Turismo, Comisionado Municipal y pronunció numerosas conferencias sobre temas literarios e historiográficos.


En el año 1971 se jubiló como Profesor de Castellano y Literatura. Ejerció el periodismo desde1932 hasta 1950. Fue corresponsal viajero del diario El Territorio de Posadas. Como conferencista dio conferencias en el extranjero y en nuestro país. En 1948 obtuvo el premio de Letras Urquiza de Entre Ríos, con su libro Coplas. En 1981 se recibió de Maestro de Cerámica en la Escuela de Artes Visuales. Perteneció al Club de Letras y a SADE. Falleció en Paraná el 23 de agosto de 2006.

Del buen día

Seis días de temporal,
Agua, viento, barrio y frío;
Sinfonía de las ranas
Martilleando los oídos.

Afuera, paisaje ahumado,
Licuoso borrón  ceniza;
Adentro, silencios largos
Y un decir: ¡Dios nos asista!

Hoy amaneció limpito
El cielo, y una emoción
De cálidas alegrías
Está regalando el sol.

EL vecino de mi casa
Que no oculta su alegría,
Me ha saludado con un
Jubiloso: ¡Muy buen día!

En verdad no es para menos;
Y de esto nadie se asombre:
El sol en invierno es vida
para el rico y para el pobre. 

Abril y mayo

Abril y mayo, la ciudad te aguarda
en una espera plena de alegría,
una fiesta de luz tienen los días
y su anticipo de frío no acobarda.

Un poco del verano se retarda
y en una luminosa epifanía
se esmalta en claridad lo que diría
un buen momento que abril y mayo guarda

eclosión de rosales que florecen,
rúbrica de morajúes que parecen
nostalgioso emigrar de golondrinas,

intimidad de plazas que se ofrecen,
con sus duendes azules mientras crecen
los grillos con su eterna sonatina. 

Este soñar mirando un pino

Es un índice verde señalándome el cielo
el pino que contemplo cuando se va la tarde,
catedral donde el viento se frustra en ese alarde
de doblegar su cúpula de vigía en desvelo.

Yo siento por el pino un revelado anhelo
que trasciende el silencio y me torna cobarde
para decirte: amiga has tardado y es tarde
para crecer en alas y tenderse en un vuelo.

Que nos lleve por rutas lejanas donde habita
la golondrina, el grillo, la sombra pequeñita
de una brizna de hierba brillante de rocío,

donde la fantasía al ensueño concita,
y allí sentirte mía esperando la cita
con el velero azul y el nostalgioso río. 

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