Nació en Paraná el 11de agosto de 1899. Su nombre ya era ampliamente conocido en la provincia antes de que en 1928 publicara Hierro, Seda y Cristal.
Organizó y fue director del Archivo Histórico de Entre Ríos. En 1939 el gobernador de Entre Ríos Eduardo Tibiletti decide concluir con la anarquía en el uso de sellos y escudos y ordena una investigación, cuyo resultado es que Saraví produjera en 1941 el escudo de Entre Ríos, con legislación heráldica. En ese mismo año se incorporó a la filiar de Entre Ríos de la Academia Nacional de la Historia.

Según Beatriz Bosch fue un destacado publicista en El Diario de Paraná en los períodos 1929-1931 y 1938-1943.
Se destaca Memoria de SADE que aspiraba a ser un libro compuesto por las dimensiones de su talento creador y de su disciplina heurística.
El ambicioso proyecto quedó reducido a las jugosas Crónicas de matreros, ofrecidas por el diario La Capital de Rosario entre los meses de abril y agosto de 1955.
Falleció en Paraná el 31 de diciembre de 1965.

Encierro

Esta noche padezco el desconsuelo
de ser virtuoso a la vulgar usanza;
las enormes nostalgias de la
andanza
vienen a torturarme en el develo,

y quisiera salir a ver el cielo
y la estrellita de la lontananza
que estar{a deplorando mi tardanza
con un poco de celo.

Todo respira pulcritud. La fría
Correspondencia de las cosas hiere
Como una detestable geometría,

mientras con una fraternal dulzura,
mi chambergo romántico sugiere
panoramas de ensueño y de locura.

Alma adentro
I
Nada tenemos que buscar afuera;
sonámbulos, marchamos al encuentro
de una remota isla de quimera
en los vastos océanos de adentro.

Bajo nocturnos cielos constelados
(frondas negras con astros como flores)
irá la ensoñación de piés alados
sobre los asfódelos interiores.

En esta soledad casi divina
que con su propia beatitud e escuda,
tu espíritu de etsrella se ilumina,
mi corazón de estatua se desnuda.

Y mientras de la tierra que anochece,
nuestro amor infinito se substrae,
seré como el ciprés que crece y crece
porque una estrella con su imán lo atrae.


II
En busca de las playas fabulosas
(Eldorados o Cólquides o Thules)
partirán nuestras naves silenciosas
rumbo a los archipiélagos azules.

Y hasta el mismo recuerdo fatigado
llegando  tus arrobos y a los míos,
será como un albatros rezagado
sobre la estela de los dos navíos.

III
Guíe las almas en su absurdo viaje
la insigne diosa de los ojos claros
y nuestra arcilla vil tendrá el linaje
del propio mármol florecido en Paros.

Mi barro entre tus dedos sobrehumanos
asumirá sagradas palideces                     
y yo a mi vez decoraré mis manos
con el radiante limo que me ofreces.
 
Proyectaremos al cruzar por este
mundo de cosas trises y grotescas,
con la luz de un amor casi celeste

la sombra de dos alas gigantescas.

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